¿ Porqué suenan campanas ?
¿ Porqué gritan los hombres amando a sus gargantas ?
Su alegría me hiere,
y llego a preguntarme, porqué no estoy alegre.
Vosotros véis mi frente,
y la véis con arrugas reflexivas,
contempláis mis ojos como heridos,
buscándose un espacio para morir del todo.
A veces,
Cuando mi rostro tiene oscuridades
y renuncio a mis labios para evitar el llanto,
me miráis de reojo
y os decís en voz baja
que Carmela se guarda el sufrimiento.
Y es verdad que agonizo,
que presiento una muerte crispada que me aparta.
Yo sé que estáis conmigo,
que esperáis mi sollozo,
para tomar mi nombre con las manos;
que están vuestras rodillas preparadas
para acoger mi nuca desprendida
Pero he de morir sola
porque me es imposible contar de que me muero.
No preguntarme nada.
Cuando véais un valle entre mis sienes, dejadme sola, sin marchar del todo,
para que yo comprenda
que volveréis después sobre mi cuerpo.
No me santifiquéis en la memoria
este gesto apenado de mi rostro
y esta larga tristeza de mis labios
no nacen del dolor por otros hombres,
si no solo de angustia de estar sola
con este miedo espeso que me callo.
Estar cerca de mi cuando me muera.
Vigilarme la última caida
porque yo se que hay hombres como buitres amansados,
que me acechan el paso vacilante.
No dejad que me entierren otras manos
distintas de las vuestras,
ni confiéis a nadie mi cadaver,
aunque puedan mostraros mandatos judiciales.
Que no me hagan la autopsia.
No quiero descansar como un pez muerto,
sobre una pila fría de cemento
con el cuerpo desnudo,cárdeno, indefenso,
ni sentirme mojada en las tinieblas
con el pavor de un grifo que gotéa.
No dejéis que haya rejas guardando mi cadaver.
Quieren clasificarme, inerme para siempre
con muertos que se rien de sus manchas
y se llaman a gritos por sus motes.
No dejéis que me nieguen la muerte de los muertos.
Yo quiero que mi cuerpo se mezcle con la tierra,
y que luego, después de haber llovido,
no se reconozca el sitio que tuvo mi cadaver.
No me déis una tumba donde acudáis con flores y silencios
Yo no quiero que en torno de mi losa
me hagáis un mito ni recéis mi nombre.
Yo solo quiero, amigos,
que me dejéis despacio en algún hoyo...
martes, 7 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario